Nuestra vida está llena de porqués. Somos muy buenos argumentando las razones que nos han llevado a hacer lo que hacemos, a justificar ser lo que somos. A menudo los porqués van cargados de razones que satisfacen a la mente, pero no al corazón.
“Voy a trabajar porque necesito cobrar a final de mes” , “Estudio porque es lo que se espera de mí en este momento” “Hago X porque algo tengo que hacer ” son frases que se pronuncian a diario.
Sin embargo el enfoque de la vida cambia si nos preguntamos el para qué. Estas dos palabras nos ayudan a encontrar un propósito, a añadir emoción a la vida, encontrar la manera de vencer las excusas ,comenzar a actuar y seguir en el camino a pesar de los contratiempos.
Te cuento un ejemplo real….
¿Para qué escribo en el blog ?
Podría decir que comencé a escribir posts porque era una buena forma de darme a conocer, de generar interés en los servicios que ofrezco o de posicionarme en la mente de mis posibles clientes.
Pero en realidad no fue el por qué, sino el para qué, el que me motivó a dar vida a un blog escribiendo a menudo a las doce de la noche, restando momentos de sueño, saliendo de mi zona de comfort.
Escribo para ordenar emociones, pensamientos y experiencias enmarcadas en una vida real, sencilla y común aunque no por ello menos apasionante.Un ejercicio de autoconocimiento llevado a la práctica que me permite tomar consciencia de mi propio valor.
Escribo para aportar humildemente a quien me lea, a quien se sienta identificad@ o esté viviendo situaciones personales similares a las mías (maternidad, educación, reinvención, conciliación, gestión emocional…) Y lo hago desde mi más sincera esencia:lo que lees, es lo que soy.
Pero por encima de todo escribo para que mis hijas tengan un lugar donde encontrar mis reflexiones, transmitirles mis valores y experiencias, muchas veces inspiradas por ellas. El día de mañana, si necesitan de mis palabras y yo no estoy, aquí las podrán encontrar. No me habré ido del todo, parte de mi esencia permanecerá y podrán sentirme un poquito más cerca.
Y cuando das, recibes
Hace un tiempo encontré por “causalidad” una definición preciosa de Cristina Ballester:
«Marca personal es la consciencia de nuestro propio valor, el que nos da la capacidad de acariciar el alma de otra persona y dejarle un trocito de nuestra esencia. Es potenciar esa parte de nosotros que nos hace únicos y que nos graba a fuego en la mente y en el alma de los demás.»
Toda la dedicación, ilusión y miedos que le entrego a este blog se acaban transformando en una huella, en un para qué que no esperaba en forma de marca personal.
Añadamos a nuestra vida más para qués, más motivos, más emociones. Y dejemos que suceda la magia.
Natalia Ruiz
Nati, acabo de leerlo y me ha encantado… un abrazo muy fuerte ❤️
Enviado desde mi iPhone
¡¡¡Muchísimas gracias Reme!!! Otro gran abrazo para ti 🤗🤗🤗