¿Cuántas veces te has sentido sepultada, ignorada o invisible?
Más de las que mereces. Sin embargo, contribuyes de forma inconsciente a que siga sucediendo.
¿Cómo puede ser que estés creando aquello que tanto te daña?
Creencias limitantes, miedos, apegos e inseguridades anidan en tu interior y te impiden ocupar el lugar que te corresponde.
Lo que haces y lo que evitas, lo que dices y lo que callas, lo que reclamas y lo que consientes está relacionado con las piedras que comúnmente acompañan tu camino
Hoy te traigo 5 obstáculos que puedes encontrar cada día y que te afectan en mayor medida por ser mujer:
DAR
Esa entrega en cuerpo y alma a la familia, a la pareja, al trabajo. Generosidad y bondad excesiva por las que aparcas tus deseos para atender los deseos ajenos y te convierte en cuidadora, salvadora, solucionadora… a tiempo completo.
ESTAR EN TODO
Seguro que tienes una interminable lista de tareas, encargos, compromisos, obligaciones, responsabilidades. Algunas de ellas las has elegido tú y otras te han caído en la agenda sin haberlas pedido. Esta carga mental bajo la que te sientes sepultada no va a dejar de consumir tu energía, por ello una de las claves que te ayudarán es delegar.
Delegar es soltar la responsabilidad y aceptar que quien la asuma lo hará a su manera. Supone rebajar el control y el perfeccionismo, frenos que evitan que reclames a los demás que asuman sus responsabilidades.
MIEDO AL RECHAZO
Necesitamos sentirnos queridas, aceptadas, validadas. Y en su justa medida, está bien. Pero cuando eres muy sensible a la opinión de quienes te rodean, cualquier acción que te pueda dejar sin su aprobación te hace temblar. Por ello a menudo escondes tu verdadera esencia por miedo a ser rechazada y a no encajar.
CALLAR
Callar para evitar el juicio y la crítica. Para mantenerte al margen en un conflicto, para no ser dañada. Callar porque no crees tener nada valioso que aportar, porque te asusta ser el centro de atención. El silencio te vuelve invisible, te acaba ahogando y facilita el autosabotaje: “Me descarto para evitar que me descarten. Me mantengo a la sombra porque no creo que tenga nada valioso que mostrar.”
NO SABER DECIR NO
Si has sido educada para agradar y complacer, negarte a peticiones ajenas te generará incomodidad, culpa, miedo al enfrentamiento o al rechazo.
Decir si cuando quieres decir no, te impide poner límites. Y no poner límites a los demás te los pone a ti.
Analiza el peso que tienen en tu vida estas 5 piedras y el impacto que están teniendo en ella.
Pregúntate:
¿Tanto dar te satisface o te agota?
¿Eres tan generosa contigo misma como lo eres con tu entorno?
¿Pides la ayuda que necesitas al igual que te la piden a ti?
¿Qué es aquello de lo que tienes demasiado?
¿A qué necesitas decir NO para liberarte y volver a ti?
Puedes seguir tropezando con las mismas piedras de forma indefinida. O puedes saltarlas, bordearlas e incluso darles una patada que las mande muy lejos.
Recuerda que no existe piedra en el camino que no puedas utilizar para tu propio crecimiento.