Hace unas semanas dimos la bienvenida al verano, pero para muchas personas fue una bienvenida amarga. Esta época del año deja más al descubierto inseguridades y complejos regidos por el canon de belleza actual, alejado de la realidad y en el que no encajamos la mayoría de mortales.
A veces duele mirarse al espejo, cuando el paso de los años y de la vida deja una huella visible. No es fácil no reconocerse y no es fácil amar aquello que no se acepta.
En otras ocasiones, lo que duele es la mirada ajena, que juzga, critica y condena. ¡Qué cómodo resulta desviar la atención sobre la inseguridad propia enfatizando imperfecciones de otras personas!
¿Hace cuánto que no caminas orgullosa? Con la mirada alta, la espalda recta y la risa floja…
Háblate bonito. Háblate como si fueras la persona a la que más quieres en este mundo, que de hecho deberías serlo. Háblate como le hablas a esa amiga que está de bajón y a la que tanto bien le hacen tus palabras. Recuérdate cada día lo valiosa que eres, más allá de tu imagen. Alimenta tu mente con frases positivas que sustituyan pensamientos críticos. Haz una lista de al menos 10 cosas que te gusten de ti y repítetelas cada día mirándote al espejo, a los ojos, traspasando lo que ves y llegando al fondo de tu alma.
Cultiva una mirada apreciativa y compasiva hacia ti misma. Trabaja la aceptación desde la gratitud. Agradece a tu cuerpo. Por mantenerte cada día, por levantarte, por afrontar con toda su fortaleza las batallas, porque a pesar de tu rechazo sigue siendo tu mayor aliado.
Regálate cada día un momento de conexión contigo misma. Por pequeño que sea, alejado del ruido y la frivolidad externa, que te permita escucharte y encontrarte contigo, sin juicios.
Hoy, con todo el cariño, te regalo el poema «FILTROS» de mi libro «Poemas para empoderarte»
Espero que te acompañe en este momento de conexión a enamorarte de ti.
No necesitas filtros que aumenten tu belleza.
Necesitas acallar la voz cabrona de tu cabeza.
No busques likes ni reconocimientos.
De poco sirven cuando estás a solas con tus pensamientos.
Olvida las poses y las apariencias impostadas.
Se notará a la legua que son falsas.
Cuídate por dentro para brillar por fuera.
Y ya no buscarás los halagos de cualquiera.
Que no hay nada que atraiga más
que aceptar tu esencia y tu piel.
Enamórate de ti
y a quien no le gustes, que le den.