Te falta vida para hacer todo lo que debes.
Deberías pasar más tiempo con tu familia.
Deberías cuidarte más.
Deberías tener las cosas más controladas.
Deberías aprender a cocinar más saludable.
Deberías mimar más tu relación de pareja.
Deberías ponerte las pilas con el inglés.
Deberías gestionar mejor tus emociones.
Deberías hacer ejercicio.
Deberías ser más eficiente.
Deberías mejorar tu presencia en Internet.
Deberías dejar de preocuparte tanto.
Deberías bajar de peso.
Tu vocecilla se encarga de recordarte esos deberías que has ido acumulando con los años. No deja pasar la oportunidad de señalar tus (supuestas) áreas de mejora, dándole cancha a los sentimientos de imperfección, a la comparación y al duro juicio.
Esa interminable lista de deberías se cuela en tu inconsciente, consumiendo tu energía y creando en ti la agotadora sensación de que no llegas a todo, de que te no te da la vida, de que nunca serás suficiente.
Y no es una cuestión de que aprendas a gestionar mejor tu tiempo (que también es muy importante) sino de tratar el problema de raíz, revisando tus creencias.
Hoy te invito a reflexionar sobre cuales son esos «debes» que te persiguen, cuestionarlos para desecharlos o darles la vuelta para que sean una elección consciente y no una imposición.
CUESTIÓNATE TUS DEBERÍAS
Somos la historia que nos contamos y el resultado de las preguntas que nos hacemos.
Pregúntate si has aceptado los deberías que la sociedad o tu entorno te han impuesto, si has asumido una vida cargada de exigencias, si persigues una frustrante perfección.
¿Estás sintiendo como una carga lo que tendría que ser un disfrute?
¿Sabes diferenciar entre lo que es suficiente y lo perfecto?
¿Infravaloras lo que has conseguido y te exiges más?
¿Sabes encontrar el equilibrio entre darte a los demás y darte a ti?
DECIDE QUÉ SE QUEDA Y QUÉ NO
Te falta vida para hacer todo lo que debes. Y cuanto antes decidas cuáles vas a atender y cuáles vas a desechar, mejor te irá. Tanto a nivel de productividad como de satisfacción.
¿Qué «debes» te atan al perfeccionismo, la insuficiencia, la frustración o el miedo?
¿Cuáles te conducirán a la mejora, la satisfacción, el bienestar, la prosperidad?
Escúchate a ti, no a tu vocecilla. Prioriza en función de tus necesidades, de tus valores. Y renuncia con valentía a las imposiciones, a los esteriotipos, a los roles que te han adjudicado y que has tolerado.
Deja de querer complacer si eso no te complace a ti. Deja de buscar una aprobación externa que genere tu aprobación interna.
Recuerda que «La vida no espera que puedas con todo». No lo esperes tú.
CAMBIA EL ENFOQUE
¿Qué pasaría si en vez de hablarte desde el DEBES te hablaras desde el QUIERES?
Seguramente dejarías de sentir frustración por no ser capaz de pagar esa deuda que has contraído.
Posiblemente actuarías con menor resistencia y mayor ilusión para hacer lo que de verdad te nace de dentro.
Probablemente conseguirías mejores resultados y mayor liberación al vivir desde la elección y no desde la imposición.
Cambia el «Debería» por «Quiero». Y observa cómo cambia el cuento cuando cambias el cuento que te cuentas.