Hay días en los que todo parece salirnos mal, en los que el universo parece conspirar en nuestra contra, en los que no encontramos la ilusión para seguir avanzando y nos dan ganas de tirar la toalla.
Esos días grises, que todos tenemos, suelen esconder detrás de la apatía y el desánimo grandes oportunidades de aprendizaje.
Cuando el motivo del día gris es debido a nuestra relación con los demás, se nos presenta la oportunidad de aprender:
Empatía: Ponernos en el lugar del otro y estar dispuesto a comprender qué sentimientos y pensamientos le impulsan a comportarse de una manera determinada.
Asertividad: Comunicar a los demás aquello que nos molesta o duele, de forma serena y calmada, sin esperar a que estalle la tormenta y digamos las cosas de forma que nos podamos arrepentir.
Humildad: El mundo no gira en torno a nosotros, formamos parte de un mundo complejo en el que cada persona tiene sus propios motivos y aspiraciones. Pararnos a aceptar que son igual de válidos que los nuestros, y que no hay una única verdad de la que seamos poseedores.
Respeto: Comprender que nuestra opinión es solo un punto de vista entre todos los posibles, y que cada opinión debe ser respetada, aunque no la compartamos.
Paciencia: Respetar el tiempo que necesita cada persona o proceso, que por supuesto no tiene por qué coincidir con el nuestro.
Pedir ayuda: Aceptar que no somos capaces de todo. Definir nuestros límites y pedir ayuda nos libera del exceso de carga que muchas veces es autoimpuesto. Además al solicitar apoyo regalas al otro la oportunidad de sentirse importante y disfrutar del acto de ayudarte.
Otras veces, nuestro desánimo tiene que ver con nuestra situación laboral.
En ese caso, además de las anteriores se nos presentan otras oportunidades de aprendizaje como:
Salir de la zona de confort: Atrévete a hacer aquello que te incomoda pero que sabes que es bueno para tu desarrollo profesional. Te sorprenderás a ti mismo una vez realizado, y con frecuencia comprobarás que la recompensa merece el esfuerzo .
Proactividad: Lánzate a por lo que te apasiona a pesar del miedo. No esperes a que se presente la oportunidad, créala tú mismo. Ábrete a nuevas posibilidades y haz propuestas encaminadas a tus metas.
Modelaje: Observar cómo piensan, sienten y actúan las personas a las que les va bien profesionalmente y tratar de modelar estas características. No se trata de copiar, sino de incorporar esos hábitos y creencias que les funcionan, manteniendo nuestra esencia.
A partir de ahora, cuando tengas uno de esos días grises, puedes lamentarte y seguir viéndolo todo negro hasta que pase la tormenta, o preguntarte …
¿Qué oportunidad de aprendizaje me está brindando la vida hoy?
“Entre las dificultades, se esconde la oportunidad” – Albert Eistein
Natalia Ruiz