Hoy empiezo el 2019, profesionalmente hablando.
Sé que para algunos ya llego tarde. Comienzo el año sin propósitos definidos, sin plan de acción, sin estrategias reflejadas en excell o en agenda.
Pero para mí lo más urgente estos días ha sido vivir y hacer un parón después de un ritmo frenético ha sido más que necesario. Además, con dos niñas en casa empeñadas en derrochar una envidiable energía poco se puede centrar una.
Hoy vuelve la rutina escolar y me encuentro cara a cara con un año entero por diseñar, un lienzo en blanco con infinitas posibilidades, ilusionante a la vez que vertiginoso. Y pienso en ti y en tu lienzo en blanco y en cómo me encantaría que también empezaras a plasmar en él tus deseos y anhelos, para dar forma desde hoy a este nuevo año.
Pensar antes de actuar
Pero, ¿por donde empezar?
Sin darnos cuenta caemos en la inercia de vivir como pollos sin cabeza, apagando fuegos y resolviendo necesidades ajenas. Pocas veces hacemos una pausa entre el ajetreo para ver qué necesitamos y si lo que estamos haciendo con nuestra vida se corresponde con lo que deseamos. Sin embargo, solo teniendo “verdad” sobre nuestra situación actual podremos definir propósitos que nos ayuden realmente a mejorarla y disfrutarla con mayor intensidad.
Párate a pensar, a escucharte, a sentir qué te pide el cuerpo. Permítete imaginar cómo sería tu vida si le hicieras el hueco a aquello que necesitas, si entre tus prioridades estuvieras tú.
¿Qué es lo que te falta en este momento para sentirte mejor?
¿Qué es lo que te hace vibrar?
¿Qué es lo que, SÍ o SÍ, tiene que estar en tu vida?
Como regalo de Reyes, te dejo una visualización preparada con mucho cariño para inspirarte a definir tus propósitos para este nuevo año.
«Nunca se es demasiado viejo para fijar otra meta o para soñar un nuevo sueño» C.S.Lewis
Natalia Ruiz