Abril iba a ser el mes de mi reincorporación laboral. De volver a buscar el equilibrio en la complejidad de ser trimadre trabajadora asumiendo que el plan de conciliación que estaba llevando a cabo en los últimos años ya no me funcionaría. Y que no sería fácil volver a hacer malabares con el tiempo, los recursos y la energía pero que merecería la pena.
¿Cómo me las arreglaría? ¿A qué tendría que renunciar?
Formaciones y eventos agendados, comunicación preparada, minicuna lista para montar en el despacho, logística con los santos abuelos gestionada…
Y cuando ya tenía casi todas las respuestas, la vida me cambió, como a todos vosotros, las preguntas.
Hoy me encuentro semanas después viviendo en un bucle, con la casa rebosante de vida, sintiendo la cabeza a mil revoluciones, aprendiendo a fluir de nuevo con la vida.
¿Y qué es fluir con la vida?
Para mí, es aceptar la situación como viene y poner de mi parte lo que buenamente pueda para llevarla lo mejor posible. Sabiendo de antemano que ese “lo mejor posible” distará mucho de mis expectativas iniciales.
Porque la vida es lo que pasa, a pesar de nuestros planes.
5 CLAVES PARA FLUIR CON LA VIDA
Comparto contigo algunas de las claves que hace tiempo trato de aplicar en mi día día y que, desde que comenzó este confinamiento, aún tengo más presentes, ayudándome en mi propósito de fluir con la vida.
1.ACEPTAR
La vida no siempre responde a nuestras preferencias, necesidades o deseos.
Y a veces, cuando por fin está alineada con ellos y te permite disfrutar de cierta armonía, caprichosamente te descoloca y te pone del revés.
Hay ocasiones en que lo vas viendo venir y otras en que te pilla sin preaviso. En los últimos años y experiencias he aprendido a aceptarlo, no con resignación sino con entereza. Invertir mi energía en adaptarme en vez de lamentarme es de lo mejor que puedo hacer para afrontar los cambios.
2.SIMPLIFICAR
Simplificar es gestionar las expectativas, reducir las exigencias y el perfeccionismo.
Es valorar lo pequeño, apreciar lo sencillo, hacerme la vida algo más fácil con las decisiones que voy tomando.
Es ser consciente de la tendencia que tengo a complicarme y reconocer que siempre hay una alternativa más sencilla que puedo tomar que requiera menos tiempo, esfuerzo y energía.
Simplificar me libera de mis propias cadenas al aceptar que no puedo controlarlo todo, que el mundo no gira a mi alrededor y que no necesito tantas cosas como nos quieren hacer creer.
3.VIVIR EL PRESENTE
Dejar de lado las prisas, los tengo qué y los debería y pararme a respirar.
Recordarme que el único momento que tengo es este, que solo puedo aportar aquí y ahora y decidir no esperar a hacerlo cuando todo esto acabe.
Darme cuenta de que lamentarme por no poder revivir lo que hacía antes del confinamiento me daña, lo mismo que preocuparme por la crisis que vendrá.
Tener la certeza de que lo único seguro es el hoy y es ahí donde voy a centrar toda mi energía.
4.AGRADECER
Cada día me repito lo afortunada que soy por tantas cosas que doy por hecho. Afortunada por tener una casa donde protegerme, por llevarme bien con mi pareja, por estar todos sanos, por que mi bebé naciera en la normalidad, por que no falte alimento en la mesa…
Doy gracias por todo lo que he disfrutado, por los momentos que he vivido y me hacen ser quien soy, por la oportunidad de seguir levantándome cada día con la capacidad de manejar mis emociones y decidir con qué actitud voy a afrontar las dificultades que se presenten.
5.LENGUAJE POSITIVO
Trato de ser consciente de las palabras que utilizo, de atrapar las expresiones negativas y sustituirlas por otras más positivas
Es cierto que no siempre llego a tiempo (ya me gustaría a mí vivir siempre con el modo zen conectado). Afortunadamente, en esas ocasiones puedo utilizar un lenguaje positivo en la conversación que mantengo conmigo misma y suavizar la bronca que me echa mi vocecilla.
Como ya profundicé en “Lenguaje en tiempos de coronavirus”, éste es un hábito que por los resultados tan positivos que me aporta, ha merecido la atención y las ganas invertidas.
Abril ha sido el mes de mi reincorporación laboral. De comenzar proyectos desde cero y perder el equilibrio, porque las respuestas que hasta ahora tenía ya no sirven para esta nueva e insegura realidad.
Decido volver, con algo más de miedo y mucha incertidumbre. Con ilusiones nuevas y la mente cargada de ideas. Con complicaciones añadidas y los grandes retos derivados de esta pandemia. Con la certeza de que no será fácil en ningún aspecto, pero con la tranquilidad que respiro al comprender que ahora, más que nunca, es tiempo de fluir con la vida.
Me encanta como transmites. Gracias
Me encanta como transmites. Gracias